En este día tan especial la Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica- AMET se suma a los homenajes al héroe de la Patria.
El más grande entre los grandes. Así definido con justicia por los argentinos de todas las épocas, el General José de San Martín es honrado por la ciudadanía en forma constante, pero las demostraciones de respeto y admiración se concentran en esta fecha del 17 de agosto, día de su paso a la inmortalidad en una vejez comprometida con la unidad nacional que lo llevó a abstenerse de intervenir en las guerras civiles del siglo XIX.
AMET se suma a los homenajes con esta semblanza que busca destacar la campaña libertadora de un eximio estratega militar, pero también el pensamiento de un hombre de las instituciones y del Estado, virtudes que demostró a partir de 1814 como gobernador de Cuyo, provincia del ex Virreinato que fue el centro de operaciones para lanzar el cruce de los Andes hacia la libertad americana.
San Martin fue mucho más que el fundador del Regimiento de Granaderos y su legado trasciende los logros obtenidos en el campo de batalla. Fue un gobernante justo que tuvo que enfrentar la discriminación del poder central en lo albores de la Patria, cuando el Triunvirato y el Directorio distraían recursos en combatir el fervor federalista del caudillo oriental José Gervasio Artigas.
En ese contexto y afincado en la ciudad de Mendoza, San Martín administró la cosa pública sin grandes recursos de Buenos Aires, para lo cual aplicó un sistema impositivo escalonado según la cantidad de bienes de los contribuyentes. Logró así fundar escuelas y bibliotecas, además de producir el armamento y los uniformes del ejército que alistó para trasponer los límites cordilleranos en una jugada maestra: llegar al Pacífico derrotando a los realistas y desde allí proyectarse al Perú.
Toda su vida constituye un ejemplo a seguir por el hecho de que una vez lograda la liberación definitiva de lo que hoy son tres naciones sudamericanas, entregó la posta a Simón Bolívar y se llamó a un recogimiento ascético desde el punto de vista político. Ya en Francia, vivió una existencia modesta en una planta alta de Boulogne Sur Mer donde hoy se yergue un museo en su memoria.
Nunca quiso tomar parte de las disputas intestinas. Pero sí apoyó desde la distancia a los patriotas que defendían el sentido de soberanía. Siempre estuvo en el lado correcto y así lo demuestra cada paso dado a lo largo de su vida. Desde AMET, nuestra admiración constante y nuestra gratitud eterna, querido General San Martín.
AMET Nacional